Carta de Juan Moreno Yagüe al fondo de vuestras conciencias

conciencia

Este texto está extraído del muro de FB de @Hackbogado:

Esto no va a abrir telediarios. Ni tendrá portadas. Es más, no lo va a escuchar en ningún sitio, salvo por la red. 

Pero esto es más real que los ojos que lo leen.

(En Grecia) Se aliaron dos partidos políticos en una «gran coalición» para salvar el país. 

Y en realidad era mentira. No salvaron nada. 

Y ahora, vendrán a prometernos lo mismo. Y todo el juego se basa en mentiras. 

¿Y saben quiénes son los más mentirosos de todos?

Ustedes. Ustedes mismos. Ustedes se están engañando. Todo el tiempo. Un «no, no puede ser, lo arreglaran…», les recorre el cerebro todo el tiempo. Y ellos lo saben. Y cuando vengan, les dirán que sólo ellos pueden. Que sólo ellos. Que no se les ocurra hacer nada «raro», ni siquiera pensarlo. 

Ustedes mismos se mienten. Una y otra vez. Se dicen … «no, no valdría la pena, es perder el tiempo, eso sería imposible…»

Y hacen un esfuerzo tremendo para no creer. Para no creer que es posible. 

Y si, es posible. Y lo saben, pero prefieren mentirse. Por ahora están más cómodos sin hacer nada. Y prefieren seguir así, esperando, «a ver si ellos lo resuelven». Que seguro, por favor, cómo no se va arreglar, piensan para si mismos. 

Pero no. Así no se arregla nada.

Hay una pequeña vocecita, en lo más profundo de sus cerebros que se lo dice. No le hacen caso, pero está ahí. Saben perfectamente de qué les hablo. Esa voz que reclama un basta ya de tantas injusticias. Un basta ya de tanto robo. Un basta ya de que siempre seamos los mismos. 

Es una voz muy bajita. Casi todo el tiempo está ahí, controlada. Sin molestar. Pero no se apaga nunca. No para nunca. Intentan silenciarla. Ustedes mismos intentan no creer en ella aunque, en el fondo, saben que eso que está en lo más profundo, eso que son ustedes mismos cuando están pensado solos, sin nadie que les moleste, eso, exactamente eso, son ustedes; y que es más verdad que todo lo demás. Que tiene razón. Que esa pequeña voz les esta diciendo algo incómodo, pero que es verdad. 

En Grecia tuvieron la oportunidad. Por dos veces. Y sus ciudadanos pensaron lo mismo:

-¡Anda ya! ¿cómo vamos a dejar de votar a los partidos tradicionales y vamos a elegir a unos desconocidos que no tienen experiencia? ¿cómo vamos a arriesgarnos a eso? No, hombre, no, seguro que estos lo arreglan, no van a dejar que todo se vaya al garete, por favor, ¿cómo va a suceder eso?…

Y en vez de apostar por quien con todas su fuerzas, toda su fe, toda su verdad y valentía les dijo que sabía cómo salvarles del desastre, cómo romper la maldición, prefirieron no cambiar. Aquéllo de «más vale malo conocido …».

Y volvieron a poner al frente a los que los habían llevado al desastre. Siempre eran los mismos. Y los volvieron a poner al frente. 

Pues bien, hoy se están dando cuenta de que se equivocaron. Cualquiera se puede equivocar, y más los pueblos. Todos tenemos derecho a equivocarnos. Si. Todos.

El problema es si todos podemos pagar el precio que a veces supone equivocarse. 

Y la respuesta es no. No podemos.

Miren y espántense:

http://economia.elpais.com/economia/2014/03/10/agencias/1394477574_636984.html

Por favor, no se equivoquen. No hagan caso a su conformismo. Háganle caso a su instinto. En mayo, no se equivoquen. No repitan. Voten a quien jamás hayan votado antes. Sigan esa regla. Y sigan sus instintos. No voten a los mismos. No les sacaran del infierno. Sálvense ustedes mismos, antes de que sea demasiado tarde. 

Por favor.

¿Qué es la antipolítica?

antipolitica

 

 

El resultado de los comicios electorales celebrados recientemente en Italiano ha dejado indiferente a nadie y ha supuesto un duro revés para los grupos de poder que reinan en la Unión Europea, que patrocinaban sin disimulo la victoria del PD de Bersani y una coalición con “su hombre” en el país, Mario Monti.

 

Medios y analistas políticos han quedado en fuera de juego tras la resurrección de Berlusconi y, sobre todo, ante la eclosión del Movimento 5 Stelle de Beppe Grillo, partido más votado de todo el elenco (sin contar a las coaliciones), al que no han tardado en bautizar como populista o acusado de practicar “antipolítica”.

Llama la atención cómo ese tipo de etiquetas se viralizan y corren, de medio en medio, como si de una obligación deontológica se tratase. Más allá de exponer argumentos para demostrar estas hipótesis, se institucionalizan los términos pretendiendo crear marcos cognitivos, relaciones rápidas y directas para que los votantes se acerquen a la urna con prejuicio y predisposición.

 

Toda fuerza que se atreva a cuestionar el sistema de representación partitocrático es tildada de antipolítica, a pesar de que han sido los bipartidismos europeos los encargados de denostar el primigenio concepto de política, los primeros antipolíticos.

 

Para argumentar mi hipótesis voy a utilizar otra palabra de moda tras el escrutinio celebrado en Italia: “ingobernabilidad”, o la imposibilidad de regir un país con un sólo partido, o dos que sumen una amplia mayoría.

 

La excusa de la gobernabilidad ha servido para promulgar leyes electorales de lo más antidemocrático. Desde la LOREG española y su Ley D’Hondt, pasando por la griega, que regalaba 50 diputados al partido más votado, o a la italiana que le otroga el 55% de los escaños en la Camera, aunque haya recibido muchos menos votos.

 

En el momento en que los resultados electorales son capaces de invalidar la trampa antidemocrática de las legislaciones electorales, se declara el país como ingobernable y se emprende una nueva reforma que consiga volver a los cauces de siempre, al bipartidismo, a mayorías férreas y aplastantes. Bajo este pretexto, el pluralismo político que los partidos están comprometidos a representar (artículo 6 de la Constitución Española) ya no es importante. La obligación de estos de cara a parlamentar, a alcanzar consensos, a gobernar para toda la sociedad desaparece. Como si hacer política, de verdad, fuera demasiado complicado, o demasiado peligroso.

 

Sin embargo, parece que es perfectamente normal que un gobierno con mayoría absoluta legisle a golpe de decreto (el ejecutivo haciendo de legislativo), evitando todo debate constructivo parlamentario, convirtiendo al propio parlamento en un teatro donde se representa el juego político, pero donde no se decide nada, ya que todo viene decidido de casa, de la sede y de la ejecutiva de cada partido.

 

Si un parlamento plural y con las fuerzas equilibradas es un problema para la gobernabilidad de un país, es que la democracia, en sí, es un problema para la gobernabilidad de un país. No dista este plantemiento de regímenes más autocráticos, pero resulta curioso, ya que los que abogan por fuertes y rígidas mayorías que den “estabilidad” son los primeros en tachar de antipolíticos a movimientos como el 5 Estrellas, emparentándolos con lejanas figuras disctatoriales. Porque, si a los discursos nos atenemos, a mí me siguen pareciendo populistas desde Obama a Bersani, pasando por Rubalcaba o Rajoy.

 

Precisamente Rajoy, en el (no) debate del Estado de la Nación, no paraba de insistir en que su partido fue el más votado allá por el lejano Noviembre de 2011, hecho que, según nuestro presidente, justifica que se haya saltado flagrantemente sus promesas electorales y que gobierne, decreto tras decreto, en contra de los intereses de la mayoría de la población. ¿No es eso la antipolítica?

El lingüista Ferdinand de Saussure utilizaba los enfoques sincrónico y diacrónico para hablar del estado de una lengua, bien en un momento concreto (sincronía), o bien atendiendo a su evolución histórica y comparada (diacrónico).

Parece que la democracia que los stablishments partitocráticos , los analistas y los medios entienden, es la sincrónica, la que funciona con base en acontecimientos puntuales, como las elecciones, donde se llama a la participación ciudadana, que empieza y acaba en el mismo momento en el que se deposita el sobre en la urna. A esto lo llaman política.

 

La otra, la democracia diacrónica, en tiempo real, constante y permanente, sigue sin contemplarse en las altas esferas, a pesar de ser una de las exigencias actuales en la sociedad y en sus movimientos

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Más allá de la polémica figura de Grillo al frente del Movimento 5 Stelle, la participación continuada de la gente en la toma de decisiones y en la gestión de sus recursos, que es lo que proclama este partido, empieza a convertirse en aspiración universal, habida cuenta de que los medios tecnológicos como Internet ya lo permiten.

A pesar de lo que digan los medios y de las reacciones de “los mercados”, estamos viviendo justamente un cambio, un tránsito desde la antipolítica de los sistemas partitocráticos a nuevos modelos de democracia directa y participativa, que constituyen la máxima garantía, no ya de la salida de la estafa que llaman crisis, sino de que derivas totalitarias, partitocráticas o financieras, no vuelvan a suceder.